Tras luchar contra Orochimaru y derrotarle tanto en la batalla como en su intento de apoderarse de su cuerpo, Sasuke se dirigió al laboratorio que éste tenía en la misma guarida donde estaban. Allí liberó a Suigetsu del tanque donde estaba, informándole de la muerte de su maestro. Suigetsu accedió a unirse, aunque antes quiso ir a recuperar la espada de Zabuza Momochi al País de la Ola. Tras tomarla de la tumba de éste, ambos se dirigieron a la base sur de Orochimaru donde éste había dejado a Karin a cargo. Liberaron a los prisioneros diciéndoles que extendieran la noticia de la victoria de Sasuke y consiguieron que Karin les acompañara, aunque más interesada en Sasuke que en su misión. Tras eso, visitaron la base norte, donde Jūgo estaba cautivo, en parte por propia voluntad, dado que la violencia se apoderaba de él de tanto en tanto sin que pudiera controlarla, por lo que había preferido estar aislado para evitar dañar a nadie. Allí derrotaron a los prisioneros con los que Orochimaru había experimentado y los cuales se habían rebelado, y se dirigieron directamente a liberar a Jūgo. Sasuke le demostró que podía hacerle frente, y tras hacerle recordar cómo Kimimaro, al cual Jūgo apreciaba, se había sacrificado por Sasuke, éste decidió unirse a él a pesar de su miedo a herir a otros. De esta forma, el equipo Hebi quedó completo. Sasuke los conduce a una guarida secreta frecuentada por los Uchiha, donde se aprovisionan, disponiendo a encontrar a Itachi.